El tren se ha vuelto a poner en marcha. Agarro la caja con fuerza y me acuerdo de que no sé a donde voy. Eso tampoco me preocupa demasiado. Me preocupan más los lugares a los que no voy: saber si la próxima estación, en la que tampoco voy a bajar, me gustaría más que la siguiente. El riesgo es algo incómodo de llevar, tanto, que a veces pienso que los viajes en tren deberían tener una sola parada, un origen y un destino, como los aviones, pero...
¿Por qué nadie me habló del lado oscuro de la libertad?
(Memories Collector Doc)
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